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Johnny Clarke y Zion Train. Barcelona

Enviado por el 8 junio, 2012 – 12:33No Comment

¡Esto es lo peor que ha pasado por el U-Zona Reggae!

Dicha sentencia, fue lanzada por una mente sobresaliente al cielo de Rubí en la edición del 2000 del añorado festival.

Reconozcámoslo, aquella actuación de Dillinger y Trinity con la colaboración desde los platos de Blood & Fire y auspiciada por el maestro Ragnampiza, no fue maravillosa pero la demoledora afirmación tenía síntomas de máxima ignorancia.

El individuo en cuestión no debía conocer que el arte de cantar con el acompañamiento de un Sound System, existía en hacía un puñado de años, por eso probablemente no entendió nada de aquel show.

Pero seamos un poco benévolos con el acusador.

Nunca ha sido lo mismo enfrentarse a este tipo de actuaciones al aire libre o en un gran recinto cerrado que en otros locales de inferiores dimensiones. A los Sound Systems les van más las distancias cortas que las grandes explanadas, necesitan el calor cercano del público, intensidad en el contacto. Lo que una banda resuelve en el descampado se les atraganta al cantante y al selector por muchos vatios que tengan a su favor. Un gran escenario se convierte en ocasiones en su peor enemigo.

Tampoco es que el Razzmatazz barcelonés sea precisamente el Maracaná y menos cuando se aprieta la extensión de su sala pero al bueno de Johnny Clarke, el tablado se le hizo tan largo y pesado como el desierto del Gobi.

Clarke venía de triunfar el pasado año tanto en el Garance como en el Rototom, se le vio bien de voz, con ganas, sin florituras y muy sólido. La banda le acompañó a las mil maravillas y demostró lo buen artista que siempre ha sido. En cambio en su actuación del Rototom Launch Party, apareció perdido, sin referencias, cansado, con un hilillo de voz, fuera de forma, ni emocionó cuando liberó los largos “dreadlocks” de su gorra. ¿Necesitaba una banda para motivarse? ¿Estaba cansado de grabar “dubplates” por la tarde? ¿Se le acaba la cuerda?

Sumen y resumen y el resultado sólo será uno: una actuación fría y decepcionante.

Mal acompañado no estaba, que se habían lucido antes en su actuación en solitario, le acompañaron con medida y los temas siguen siendo sonando igual de modernos, “African Roots”, “None Shall Escape The Judgment” no envejecen, acaso toman ahora más valor que nunca pero ni así, la frialdad se apoderó de la noche y Johnny Clarke se retiró con valoración negativa.

Otra vez será o ¿alguien piensa que los grandes no resurgen de las cenizas de una noche aciaga?

No podía ser de otra manera, Zion Train volvieron a triunfar. Si, sólo eran dos pero ahí estaban para desmontar el tópico de la tibieza que provoca la falta de componentes. El público falto de arrebato, se lanzó a los brazos del genio de Neil Perch y su compinche y bailó lo indecible la tremenda mezcla de Reggae-Dub-Dance que sobrevino desde el esta vez sí, caliente escenario.

Señores del Sónar: ¿No se dan cuenta que les alegrarían su estupendo festival? A contratarles tocan.

La mente sobresaliente del U- Zona del 2000 ni estaba ni se le esperaba pero si hubiera hecho acto de presencia hubiera engordado cuando cantante y Sound System no conectaron y llorado al ver que su teoría se iba al traste observando cómo se puede arrasar con sólo dos elementos.

La vida te da contradicciones, contradicciones te da la vida.

Reggae.es pudo charlar en la previa del concierto con Johnny Clarke.

Hablamos de cómo se ve el Reggae en Europa desde Jamaica, el futuro del Roots, la vigencia del mensaje Rasta pero todo ello sin llegar a ningún puerto concreto. El único denominador común de la conversación fue el lanzamiento de su nuevo trabajo: “ 50 Sing Then Dub Them” que ha fabricado él sólito con la ayuda de alguno de los buenos músicos que aún quedan en la isla.

Al preguntarle por quien había sido su mejor productor contestó: Ahora mismo yo que presento nuevo disco. Para que necesitamos el pasado si tenemos el presente enfrente, pensaría.

En cualquier caso, su acogida fue cálida y muy agradable, al inimitable estilo de la vieja escuela.

Agradecimientos a Sevi y Nadine por las facilidades prestadas.

Texto: Barracuda
Fotos: Laia Buira

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