ACR Meeting y Ciclo de cine Jamaicano. Barcelona
Hace pocos días Sound System FM celebró su programa número 1000 y también por estas fechas se cumplen 20 años del nacimiento de la promotora Roots & Vibes.
Dos hazañas de gran magnitud, dos “rara avis” dentro del panorama del Reggae hispano que aunque nos llenan de gozo no nos deberían llevar a engaño.
A pesar de su evidente crecimiento, aún queda mucho trabajo por hacer para llevar a la música jamaicana al lugar de honor que creemos que se merece los que la amamos.
Ese fue uno de los puntos concurrentes de la tertulia – ponencia que sirvió para abrir el Ciclo de Cine Jamaicano/Reggae en el Centre Cívic El Sortidor, sito en el barrio del Poble Sec barcelonés.
Previamente a la proyección del interesantísimo documental Life & Debt, varios de los elementos más destacados del movimiento Reggae estatal se reunieron para hablar y discutir sobre el estado de la cuestión jamaicana en el territorio patrio.
Moderados por Jaime Bajo de ACR, compareció parte del equipo de Sound System FM, representantes de tres de los Sounds más pujantes de la actualidad: Dance Crasher, Badalonians Sound y los laureadísimos Urtica Sound, además del anfitrión de la velada Julián F. García.
Ante una numerosa audiencia, se debatió sobre la labor de los Soundsystems, el trabajo de las promotoras y radios, de cómo pueden mejorar su trabajo para que ello se traduzca en una mejor difusión del Reggae, del tipo de público que acude a conciertos y festivales o de qué manera ha cambiado la escena nacional en estos aproximadamente 30 años que la música inventada en Jamaica está ubicada en las almas de los españolitos de bien.
Y en este punto es donde hubo mayor divergencia, mayor contraste generacional, mayores dudas sobre hacia qué lugar se dirige o debe dirigirse el Reggae, si para ir hacia adelante hay que mirar al pasado o simplemente empujar con fuerza con las nuevas tendencias.
Los nacidos y crecidos con el Roots defendieron la importancia de conocer el mensaje original, indispensable para entender el porqué del movimiento, mientras que los que se dedican a conseguir que los bailadores muevan la cintura a base de duro Dancehall, insistieron en defender su parte más lúdica.
Uno piensa que no se trata de imponer que te guste Burning Spear (nombre que salió a colación en diversas ocasiones) pero si exigir que se le conozca.
Como también parece imprescindible saber de la existencia de un señor llamado Maradona si a uno le interesa mínimamente el fútbol, aunque a uno de los contertulios le pareciera un detalle sin importancia.
¿Falta inquietud?, ¿hay desconocimiento generalizado?, ¿es más importante divertirse qué saber?
No lo sabemos a ciencia cierta pero la verdad es que tres cuartas partes del público asistente desaparecieron de la platea al iniciarse la proyección del film. Una pena.
Parece necesaria la pedagogía, aunque no está nada claro que vaya a ser fructífera.
Dudas que empañan el ambiente.
Las futuras ediciones del Ciclo de Cine Jamaicano/Reggae deberían servir para aclararlas.
Difícil empeño pero enormemente emocionante a la vez.
Allí estaremos.
PD: Asistieron a la jornada un grupo de discapacitados del Centro de Salud Mental de Sant Joan de Deu del Poble Sec que siguieron con enorme interés la tertulia. Hermosísimo ejemplo para muchos.
Sol, agua, cristalina, paisajes paradisíacos, un buen ron o cualquier coctel tropical, música local interpretada por la orquestina del Resort de turno y otras cosas que el decoro me impide resaltar, son las principales ilusiones de los turistas cuando deciden viajar al Caribe.
Su gran mayoría no necesita para nada cruzar la frontera que separa ese mundo ideal, casi onírico y adentrarse en el mundo real, en el día a día de los habitantes del lugar visitado, no les interesa. Quizás temen contagiarse de sus problemas si éstos existieran. Y existen, vaya si existen.
Jamaica es un gran ejemplo para entender estas circunstancias y en los problemas económicos de la isla del tesoro musical se centra Life & Debt, documental dirigido en 2001 por Stephanie Black y que ganó el premio del jurado en el L.A. Film Festival del mismo año.
Basado en el libro “A Small Place” de Jamaica Kincaid, su directora nos introduce en el gran problema acaecido después de los veinticinco años de préstamos para el desarrollo por parte del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Como sucede en la mayoría de países del tercer mundo, los precios de los productos nacionales, léase bananas o leche, no pueden competir con los de los países occidentales, con el consiguiente desastre económico que ello conlleva. Como siempre la clase trabajadora se lleva la peor parte.
Conviven en el film las opiniones encontradas del que fue Primer Ministro Michael Manley y las del Primer Subdirector Gerente del Fondo Monetario Internacional, hasta 2001, Stanley Fischer.
Al fondo el pueblo llano, incapaz de subsistir al enésimo engaño sufrido se queja y grita, grita y se desespera, contemplando como su estabilidad se desmorona.
Las garras de la globalización vuelven a arañar a los desprotegidos.
Al no pertenecer al género musical, aunque incluye una excelente banda sonora, muchos de los asistentes a la apertura del Ciclo de Cine Jamaicano pensaron que una castaña insufrible se abalanzaba hacia ellos y decidieron obviar la película y ausentarse, como si para ellos no fuera la cosa.
Craso error. Jamaica no se explica sólo con reggae y marihuana, la conocemos también con su historia política y económica o no la conoceremos nunca.
El sufrido pueblo jamaicano se lo merece.
Un leve tirón de orejas: La calidad de la proyección no estuvo a la altura del interés del reportaje. Esperemos que en el futuro pueda arreglarse dicho inconveniente.
Texto: Barracuda y Thunda