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Israel Vibration. Madrid y Barcelona

Enviado por el 2 diciembre, 2010 – 19:003 Comments

Israel Vibration + Gregtown. 24 de Noviembre. Sala Penélope. Madrid

Ay de los que creían que con la irrupción de Rototom Sunsplash en suelo peninsular se terminarían las posibilidades de desarrollar una escena reggae al margen de tan magno evento -a este mismo portal me remito-. No podían hallarse más equivocados. Y es que la cita con Israel Vibration -que tendrá su réplica en Málaga y Barcelona- ha sido apenas un aperitivo, suculento eso sí, de lo que se nos avecina en las próximas semanas y hasta finalizar el año de manera prácticamente inmejorable (giras estatales de Gentleman, Horace Andy, la escena de sound system arraigando en múltiples enclaves de la geografía española…).

Abrieron la noche, al filo de las 20:30, los rootsmen madrileños Gregtown, una formación que, amén de representar a España en el pasado de manera más que digna -terminaron sextos-, trabaja duro en el local de ensayo para ir depurando una puesta en escena que suena cada vez más cohesionada y con mayor empaque. Durante su breve actuación, que comenzó con apenas dos o tres personas y se fue caldeando conforme iba accediendo el público a la sala -¿500 asistentes en su momento de máximo apogeo?-, repasaron los temas de su reciente álbum “12 Golpes”, alguno de ellos convertidos en himnos para el público madrileño (“Da igual”, “Identidread”, “Así de simple”, éste último con la colaboración de Piña, vocalista principal de Emeterians) y lo aliñaron con un par de versiones por voz de su teclista Carlos Ripoll, en concreto “Man next door” (Dennis Brown) y “Reggae ambassador” (Thirld World). Como aspecto a mejorar, señalaría la ausencia de una sección de viento que apuntalaría su sonido -el saxo queda algo desprotegido- y la voz, que no terminó de sonar como debiera, aunque puede que fuera achacable a la sonorización de la sala -se repitió posteriormente la circunstancia con Wiss-.

El público aprovechó su actuación para ir accediendo a la sala, lo que podríamos denominar el “hándicap del telonero”: por meritoria que sea tu actuación, apenas nadie te presta atención, pues se aprovecha ese momento para saludos varios y para comentar los quehaceres con amigos y compañeros. Aunque es destacable que se recupere esta tradición como forma de difusión y promoción del panorama local.

Cuando suenan los acordes de apertura de la mano del bajista Errol “Flabba” Holt uno ya sabe que se adentra de lleno en la idiosincrasia de Jamaica, en el trabajo de base en el estudio -sus orígenes se remontan a la banda residente en Channel One, The Revolutionaires-, que se destapa el tarro del que brota las esencias sonoras que ha servido de soporte en infinidad de álbumes y directos de artistas tan relevantes como Gregory Isaacs, Barrington Levy, Eek-A-Mouse, Linval Thompson, Don Carlos, Frankie Paul, Johnny Osbourne, , Rod Taylor, Michael Prophet, Prince Far-I y tantos otros. Y es que los elogios son totalmente procedentes: el reggae debe sonar exactamente como lo hacen ellos, Radics: sencillo, preciso y sin artificios innecesarios.

El ritmo denso, pausado y penetrante del reggae militante deja paso a la aparición en escena de y Cecil “Skelly” Spence, dos de los componentes fundacionales de Israel Vibration -a falta de Albert “Apple Gabriel” Craig, quien gira en solitario desde 1997-, proveyendo esa mística rasta que ambos destellan, no en vano son seguidores y practicantes de la corriente de las 12 Tribus de Israel -quienes sufragarían la primera sesión de grabación exitosa del terceto en Treasure Isle bajo la supervisión del productor Hugh Booth, el 7” Why Worry / Bad Intention-.

La puesta en escena del dúo es austera, poco vistosa quizá para el profano que precise de elementos que lo estimulen visualmente -léase coreografías y demás-, pero a falta de elementos más estéticos, su repertorio de temas es más solvente cuando defienden los clásicos atemporales (“On The Rock”, “Reggae On The River”, “Give Thanks & Praises”) que cuando aprovechan para desgranar los temas de su reciente trabajo “Reggae Knights” (el pseudo mento “Dangerous” resulta bastante prescindible), que era el motivo que les traía de gira en esta ocasión.

Como viene siendo habitual en giras precedentes y parece ser seña de identidad, Wiss y Skelly se alternan en la voz principal y se ceden el protagonismo mutuamente para ejercer de corista para su compañero cuando éste toma el micro principal. Un gesto de humildad que les honra y describe su humanidad. De ellos tenemos mucho que aprender. De su sencillez en escena. De su cercanía y carisma. De su saber sobreponerse a los obstáculos de la vida (pobreza, orfandad, poliomielitis) con positividad. Esa es la lección que obtengo cada vez que tengo oportunidad de verlos en escena. Y ese es el balance que entiendo debe hacerse más allá de tener ocasión de disfrutar de una actuación musical que suena precisa, sincera y fiel a la raíz del estilo.

Texto: Larry ACR
Fotos: Laia Buira

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Israel Vibration + Txilum. 26 de Noviembre. Sala Salamandra. Barcelona

Los que no conocían la sala Salamandra no durmieron la noche anterior al evento.

¿Sonará bien? ¿Tendrá lavabos decentes? ¿Nos pelaremos de frío? ¿Serán caras las copas?. Esas fueron las preguntas que provocaron el insomnio.

Una vez en el interior, la sorpresa fue mayúscula. Una sala en condiciones confortantes, lavabos limpios, copas baratas y  buen sonido. La noche en vela no había tenido sentido, por una vez teníamos que haber sido optimistas.

Con todo a favor, el concierto no podía fallar y así sucedió.

Txilum, la joven banda de Sant Cugat marcada con el sello de Reggaeland fue una de las alegrías de la noche. Tocan sueltos, tienen las ideas claras y rehúyen de los tópicos. Cierto es que a su vocalista le faltan horas de entreno pero las suple con cierta eficacia y sobre todo con historias propias alejadas de la consabida fotocopia. Nada de “En la nación pillaremos un colocón con optalidón y acabaremos con Babylón”, todo lo contrario, relatos contados en su lengua propia, el catalán que les da una personalidad incuestionable reflejada en temas como “Presoners”. Si a eso añadimos a Roberto “Ras” Sánchez en la mesa de mezclas, el resultado no pudo ser más satisfactorio. ¿Qué deben mejorar? Seguro, pero da la impresión que con su buena base obtendrán sabrosos frutos.

Roberto Sánchez es el auténtico “crack” nacional en esto del Reggae. Compone, produce y encima canta bien. Un auténtico “rara avis” que llegó de Santander para nuestro disfrute. Sólo cantó un par de temas pero redondeó una vez más una soberbia actuación. Aplausos incondicionales para Don Roberto.

Lo de Cecile “Skelly” Spence y , la actual formación de Israel Vibration, tiene mucho mérito, no tan solo siguen haciendo giras arrastrando sus graves problemas físicos de siempre, sino que para postre continúan grabando discos estimables. En este caso se trataba de “Reggae Knights” que ocupó gran parte de su actuación.

Acusan evidentemente el paso de los años (a “Wiss” se le ve muy paradito) y la ausencia del verdadero ariete del grupo y propietario de sus mejores canciones, Albert “Apple Gabriel” Craig pero se sobreponen a base de coraje, profesionalidad y de su gran entendimiento con los Radics, uno de los mejores combos que ha parido Jamaica.

Los Radics son de otra época. Capitaneados por el experto y contundente bajista Errol “Flabba” Holt, volvieron a dar toda una lección de cómo ha de tocarse esto del Dub y del Reggae. Muy probablemente sin este magnífico colchón a los buenos de Israel Vibration les costaría mucho tirar hacia adelante sus conciertos.

En un repertorio nada confeccionado para la galería, no faltaron “On The Rock”, “Vultures” o la sempiterna “The Same Song”, siempre la misma, siempre tan buena.

A la salida se comentaba que había sido un “Mambo” de concierto, yo más bien lo dejaría en “Cha, Cha, Cha”.

Lo cierto es que sea cual sea el ritmo bailongo, pudimos disfrutar de un completo y entretenido show compuesto por una prometedora banda autóctona, un monstruo venido del norte peninsular y de un dúo vocal, aún con cosas que decir, acompañados de una banda prodigiosa.

Quejarse no sería muy sano.

Texto: Barracuda
Fotos: Laia Buira

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