“EL DEDO EN LA LLAGA” por CARLOS MONTY. GULLY SIDE INNA SPAIN: MAVADO – ENTREVISTA EXCLUSIVA
Le debía unas cuantas a Barcelona. Ver a unos y otras desde hace tiempo. Comprobar en persona hasta qué punto la escena reggae local había despegado tanto que ya estaba mucho más cerca del circuito internacional que de la del resto del Estado, o si todavía seguía siendo solo apariencia. Así que cogí mi lengua envenenada, mi pluma macarra de punki madrileño, mi ojo killer y mi culo perezoso y me moví de Valencia hasta el infierno, en el finde más caluroso del año. Pero sobre todo quería comprobar de primera mano, cómo era posible que unos tipos aparecidos de la nada pudieran haber metido 1.000 personas para ver a Alkaline en mitad de la campiña gerundense, y ahora se atrevieran nada menos que con Gully Gawd, Gansta fi Lyphe, Mr. Real McKoy, una megastar internacional del nivel de Mavado. Tras los precedentes de cancelaciones con Konshens y Spice, el nombre de las Westmolan Partys estaba más que en entredicho, ni siquiera pertenecen al circuito de reggae de Barcelona, así que hay que reconocer que era una misión arriesgada. Muchas cosas podían salir mal. Pero no olvidéis que aquí estamos una “misión de Dios”. LoL.
De entrada, me encuentro nada más llegar a la Ciudad Condal con el Festival Black Barcelona, en pleno barrio céntrico y multicultural del Borne, y no paro de sonreír ante el hecho de que, en una zona tan degradada por la sobreexplotación inmobiliaria, los catalanes hayan sido tan inteligentes de encontrar espacios vecinales de intercambio popular. El festival afro-centrado pero abierto a todas las nacionalidades, porque todas son vecinas, y organizado por las activistas afro-feministas Silvia Albert (actriz de Barcelona, reconocida por su esforzada obra teatral “No es país para Negras”) y Deborah Ekoka (de la librería United Minds, Valencia), pone en contexto y evidencia el constante racismo encubierto y normalizado en qué vivimos. Las protestas del Banc Expropiat en el Barri de Gracia no caen en saco roto. Los ciudadanos, los vecinos, cada vez toman más conciencia de su realidad como agentes activos de la comunidad. Ya podíamos aprender en el resto del Estado, en lugar de quejarnos tanto.
Pero la acción, ese finde, transcurre a unas cuantas decenas de Kilómetros de allí. Bobby Ranks me confirma que efectivamente Mavado ha aterrizado en Catalunya y que accede a la entrevista en exclusiva para el inicio de su gira europea, después de años de no pisar suelo UE. Como no me fío de su acento de Cassava Piece, consigo enrolar a mi socio de inquietudes libertarias, Cai (King Horror) para que me eche una mano con el patois si hace falta. Cai Felip Argimón es probablemente con Rude Teo, el personaje más profesionalizado de la escena dancehall en España, además de su mayor pionero como promotor. Gracias a su hospitalidad con su crew (Nico, Ricky Roots y hasta el ‘new kid in town’ Alex Bass) me siento arropado en todo momento y como si fuera uno más. Nunca podré agradecérselo a todos bastante. Así que es con ellos que comienza un ritual en mitad de ninguna parte que contraviene toda lógica.
Porque ni los autobuses gratuitos que la organización prometía con la entrada anticipada partían de Barcelona capital. Ante mi asombro por puntos de recogida tan incompresibles para alguien de fuera como Granollers, Girona o la estación de Salt, Cai (siempre al quite) me saca de dudas. La discoteca esta, Ultra Club, es un recinto para 3.000 personas en mitad del bosque, básicamente para público pijo, pero que se ha convertido en base de operaciones de los Westmolan’s como discoteca caribeña. Por tanto, la gran mayoría del público es público africano que no tiene nada que ver con el reggae. Conocen a los artistas dancehall por algunos revienta pistas, pero ni se saben los títulos ni siguen su carrera, como un buen aficionado al género.
Así que estos conciertos no necesitan al público reggae, no se hacen pensando en ellos, aunque todo el mundo es bienvenido. Y tanto, viene gente de Zaragoza, de Madrid, de todos los puntos de España, de Francia. Se presenta por primera vez, Mavado. No es cualquier cosa. Pero yo no dejo de recordar la noche de la víspera cerca de Layetana, compartiendo el mixtape de Luv Messenger sobre el artista con unos negros hondureños amigos. No saben nada de títulos ni de anécdotas del artista, pero sí saben decir: “Esta rola, mola”. Y eso es lo único que me importa. Estoy en la gloria. Cuanto más pequeño más real.
Estoy sentado con Cai en un hotel con aparente campo de golf donde se está celebrando una boda. En una pérgola esperando la entrevista con los dos promotores locales, los gambianos Begleen y Bobby Ranks, y todo su séquito de africanos conductores y chicos para lo que haga falta. Desde nuestra mesa vemos a Mavado en gayumbos y camiseta, tirado en la terraza ensayando líricas con el DJ y un portátil. Podría estar en su yard y la única diferencia sería el chalice. Así que, como ocurre siempre, la cosa va para rato. Yo había calculado 2 ó 3 horas de espera para la entrevista sobre el horario previsto. Gracias a que llego intencionadamente tarde, me como solo hora y media (más sabe el diablo por viejo, que por diablo). Así que me da tiempo a averiguar varias cosas, mientras tanto.
Que el “bad bwoy” está tranquilo y metido en faena pese a que hace solo una semana otro adolescente tiroteó a su hijo en Cassava Piece. Algo que hizo temer que cancelara. Pero no, estaba allí para arrancar su gira europea. Que no ha salido del hotel desde que llegó la noche anterior. Alucino con que no haya querido visitar Barcelona, pero me explican que es muy celoso de dejarse ver. Luego, viendo las fotos de su megamansión de 500 millones de dólares, en las colinas del Uptown de Kingston, en Norbrook, lo comprendo. Viven de su imagen. Si quieres verle, o estar a su lado, paga. Business is Business. Y ellos basan su business en el fenómeno “fans”, donde un selfie con el ídolo se paga caro y vale oro. 25€ la entrada, para ser más exactos, aunque con bus y copa incluida, tampoco es para tanto.
Sí, ya sé que no lo entendéis, reggae headz. Que cómo un tipo que se hace llamar “Gangster for life” puede despertar el menor interés promoviendo unos valores de tipo duro hecho a sí mismo, y permanentemente amenazado, que se vanagloria de cosas tan materiales y violentas. Pero chicos, estamos en 2016. Tiempos de imagen por encima de la palabra. De Instagram, followers y viewers. Puedes ignorarlo y/o rechazarlo y seguir en la burbuja artificial del pasado, o puedes tratar de comprenderlo o incluso apreciarlo en lo que vale.
Va a ser que tendremos que aclarar algo para los de la LOGSE. Mavado tiene a gala haber cambiado la escena dancehall jamaicana, cuando irrumpió directamente en los charts del Billboard, con “Real McKoy” y “Wha Dem a Do” en 2004 y 2005, cantando!!!. Ese tono agridulce de su estilo singjay sobre líricas oscuras y pose de shooter dispuesto a todo, fue un gancho irresistible para la escena hiphop y r’n’b estadounidense desde el primer momento. Así que no es un freaky más del gueto. Más bien una versión del gueto adaptable a los gustos del pop negro (que es el que manda actualmente) norteamericano, sin perder su autenticidad salvaje. Para los puristas, no le pidáis calidades vocales que nunca le pedisteis a Sizzla o a Capleton.
La gracia está en otro sitio. Su peculiar forma de representar el drama hizo que desde entonces todos los best sellers yankees quisieran colaborar con el: Wycleef Jean, Jay Z, Foxy Brown, Lil Kim o 50cent se le pegaron, mientras su popularidad en USA se acrecentaba hasta convertirse en reclamo publicitario (Grand Theft Auto IV, la campaña de Nike para los Olympics de Pekín en 2008, incluso llegó a aparecer en el mixtape oficial auspiciado por el legendario Russell Simmons de Def Jam para la histórica investidura de Barak Obama ese mismo año).
Pero esa popularidad en yankilandia y la fama y dinero que conlleva le trajeron muchas envidias y rencillas en la Isla, que duran hasta hoy, por mucho “Peace Treaty” que firmara en 2009 con Vybz Kartel, por mucha foto juntos invocando a la unidad que se hayan hecho sus respectivos hijos, y por mucho que el cada vez pase menos tiempo en su Isla. Las acusaciones de vendido todavía resuenan, desde su otrora “amigo” PopCaan a los miles de Gaza Telavins que todavía lo acosan por las redes sociales. Pero para un Star Bwoy como él eso no parece detenerle. El juega en otra liga, in “My League”, una “Big League”. Está de gira en las ligas mayores, como la europea, así que “Goodbye to my Haters”.
Parece que la cosa se mueve. Desaparece del balcón y en su lugar su escultural mujer aparece para obsequiarnos con las vistas de su espectacular vestido sexy. De pronto, aparece en el hall del hotel escoltado por un séquito de unos 10 jamaicanos cuya función nadie termina de entender, y con los que se ha presentado en España sin avisar, para bancarrota de los Westmolan’s, que hasta el momento se han comportado muy profesionalmente.
Y cuando vamos a comenzar por fin, me sucede algo imprevisto. Entre Cai y yo, se interpone un gordo que parece hacer las veces de “tour manager” y que me exige ver las preguntas por adelantado. Se pone a leerlas, pedirme explicaciones y traducirle en patois resumidamente las preguntas a Mavado, quien gruñe o asiente, según el tono. Con un bolígrafo empieza a tacharme preguntas sin contemplaciones.
El esperpento llega al extremo cuando en una de las preguntas, pretendía hacer una comparación con la letra de “Poor People Land” de Kartel, y esa sensación de ambos en muchas de sus letras, de estar eternamente perseguidos. Los dos (manager y artista) niegan siquiera conocer la canción. Miro a Cai con cara de “pero, ¿qué dicen?, ¿me están vacilando?”. Luego me explica que ninguno de los artistas dancehall permiten preguntas sobre otros artistas que no sean ellos mismos. Cosas de este mundo de la imagen y las redes sociales, e intentar evitar que se conviertan en virales declaraciones sacadas de contexto, que luego cuesta mucho encarrilar. Los “disses” son negocio, pero solo cuando eres tu quien los controla. No cuando te lo hacen los fans.
Así que, con ese punto de tensión inédito para mí, arranco. Y después de comprobar que se trata de un tipo en gran estado de forma física, despejado, y nada que ver con la imagen de ojos inyectados y mirada baja y fiera que suele proyectar en las fotos, resulta que habla en un inglés bastante inteligible. Parece colaborador. No me lo termino de creer. Así que empiezo suavecito, preguntando por el duro camino desde los tiempos con Bounty Killery sus protegidos Daseca y Bugsy Signal hasta convertirse de Real McKoy en el Star Bwoy. Not an easy road, pero quién se lo iba a decir cuando era barbero en Cassava Piece.
“Bien, está bien ¿sabes?, y aún seguimos construyéndolo, es todo sobre la dancehall music y tenemos que construir nuestra fanbase y todo, así que cada día seguiremos haciéndolo. He estado en el mercado americano desde hace 10 años sabes, desde que hice el hit Wah Dem A Doh, fue mi primer éxito de la lista de Top 100 en Billboard. Del Billboard de verdad. Y desde entonces he tenido esta gran popularidad en los Estados Unidos.”
Sí, pero no debió ser fácil tratar con la promo yankee después de que prohibieran a Shabba primero y a Buju después. Y con la pesadilla constante de los visados…
“Yo creo que no fue difícil para mí, porque yo salí con algo diferente, con algo único, ¿sabes? Si te acuerdas desde que en 2005 Mavado salió, la música entera cambió, los géneros y todo cambiaron, y luego empezamos con la cosa de la rivalidad (se refiere a la guerra Gaza-Gully Side), pero cambió toda la dancehall music, cambió desde mi llegada, todo el mundo empezó a cantar, el dancehall entero era un dancehall diferente en aquella época, pero cuando salí con unas cuantas canciones en Billboard… esto es lo que me llevó realmente a un nivel diferente.”
Realmente ese es el Mavado que más me interesa. Su secreto de la fórmula para triunfar en USA, algo casi imposible para el resto de sus paisanos, entre otras cosas por qué cómo van a vender discos, sino pueden viajar desde la Isla para actuar ni hacer promo en radios y clubes, aunque desde luego no es su caso, que pasa la mayor parte del año en Miami. Pero lo niega.
“No solo es una caída de ventas en el dancehall, es en toda la música, también en el mercado del hip hop, ahora encuentras que la mayoría de artistas hip hop no pueden ni siquiera vender unos cuantos álbumes ya. Yo pienso que es solo el negocio, porque la música se ha convertido en algo tan omnipresente que cualquiera puede ir con su ordenador o su teléfono y bajarse una canción gratis o directamente ir a internet y escucharla”.
Pero a un hitmaker genuino como él, debería molestarle que sean otros, no jamaicanos, los que se estén llevando el “Budget” y le recuerdo las quejas de Mr. Vegas y Richie Spice sobre el “Work” de Rihanna, por no hablar del Bieber y el Tropical House, a él, que ha colaborado con éxito con mogules de las ventas como Nicki Minaj o Snoop Dogg.
“Si porque cuando piensas sobre estos artistas Hip Hop y R’n’B todos tienen sus fans, para el Dancehall no tenemos esta gran escala de base de fans que salen a comprar nuestra música. Es diferente para nosotros, pero si realmente piensas sobre ello, la música Dancehall es la más grande, la música Reggae es la más grande, ¿sabes? Bob Marley es el más grande. Pero es solo que no tenemos esa máquina. Con esa fanbase ahí fuera que supiéramos que allá donde vamos habrá 30 millones de personas escuchándolo y que podríamos vender 2 millones de álbumes, no tenemos algo así, una vez de cada tantas, tenemos algo así, cuando un artista viene con algo diferente y algo único, como cuando OMI salió con esa canción (se refiere al megahit “Cheerleader”, pero en realidad el éxito se debió a la remezcla del productor alemán Felix Jaehn 5 años después) y vendió más de 10 millones de copias. Es como es”.
Ya veo, como me temía, toda la escena de la música actual en términos de baile se concibe sobre la piedra angular de la fanbase que puedas agrupar a tu alrededor. Tantos fans tienes, fans incondicionales que consuman todo lo que hagas, tanto vales. Es triste, sí. Pero como dicen en Cassava Piece: “Es como es”, y estás en el juego, o estás fuera. Ahora el que se siente incómodo con Disneyland soy yo, así que me atrevo a volver a la Isla. Terreno minado, según el manager, a juzgar por las preguntas tachadas. Para disparar sobre seguro, empiezo preguntando por la motivación para las líricas de “Goodbye to my haters”. Está extrañando tanto las bondades de la Isla, pero sin embargo está hablando de violencia callejera, de matar el futuro de los niños, de enemigos esperándole…
“Bueno, “Goodbye to My Haters” es solamente sobre algo personal entre yo y mis amigos, sabes, algunas veces tienes enemigos que se reconocen a sí mismos, así que es una canción personal para mí y alguna gente que no quieren ver a Mavado llegar a ningún lado, porque si te fijas te darás cuenta de que hay gente diciendo muchas cosas de Gully Gad, ¿entiendes? Así que cada uno de los días sale gente que dice cosas malas de nosotros, y aquí estamos para cantar canciones buenas, así que Goodbye To My Haters es una de estas canciones que les hacen saber que aún estoy aquí, ¿entiendes? Esto es de lo que realmente va la canción.”
Pensando en el fenómeno fans en que se basa su carrera, se me hace extraño que siga haciendo esos retratos tan sórdidos del ambiente en la Isla, cuando al mismo tiempo su éxito internacional parece haberse apoyado más en esas producciones tipo celebración, con esas programaciones de teclado, las orquestaciones tan festivas y unas líricas mucho más optimistas, como en My League, Final Destination o Star Bwoy.
“Estoy siempre tratando de hacerlo mejor en la vida, todas mis canciones son mejores, cada vez que hago una canción es mejor que la anterior, pero realmente a veces solo depende de lo que pasa en cada momento. Tienes que pensar sobre ello, hace ocho o nueve años atrás en mi carrera, era realmente un momento épico, con mucha guerra entre mi rival (el Weirl Boss) y yo e incluso con más enemigos ahí fuera, era aún más peligroso. Aun hago música oscura si quiero, pero para mí, ahora no hay nada realmente oscuro ocurriendo, ni siquiera tengo competidor, sabes, no hay nadie que pueda testearme, así que para mí realmente levantarme y tratar de ser esa persona es como ir hacia atrás, si alguien quiere pensar en ese día y quiere probar a dar el paso y subir el nivel, depende de lo que esa persona tenga que perder. En ese momento en concreto tenía que ganar a esa persona, pero si no hay nada que perder para ellos, para mí no hay nada que ganar, así que ahora hago canciones como Big League, My League o Money Can’t Buy Life y canciones así porque estoy enseñando a los fans. Y al mismo tiempo, tengo que educar a los jóvenes que quieren mi música, y mi estilo de vida es algo que ellos se supone que quieren porque es Gloria, ¿entiendes? Está bien cuando a veces puedes enseñar a los fans lo que realmente ocurre en tu vida, porque los jóvenes se fijan en ti para tratar de ser mejores.”
Estoy literalmente en shock. O sea, ¿qué no tiene rival, no? Me estoy imaginando la rabia de los Gaza headz cuando lean esto, sabiendo que son legión en la escena dancehall española y latina. Levanto la vista y miro el aspecto gigantesco del tour manager, que acaba de regresar. Ahuyento la tentación de preguntarle, que por qué en las calles de Kingston se oye a todas horas al que está entre rejas, en vez de a él, si ya no tiene rival. Pero luego pienso en que, quien soy yo para quitarle su felicidad actual, si además le llueve la pasta. Así que le confronto con la audiencia europea, mucho más exigente en términos estrictamente musicales, ahora que va a empezar gira después de más de 5 años, y más cuando nuestra escena se mueve económicamente sobre todo en grandes festivales en formato escénico de rock, que exigen venir con “live band” para poder ocupar el main stage.
“Dado que no he estado en Europa por muchos años en gira y nunca he girado por Europa con banda, es necesario y lo haré ya que incluso esta tarde estábamos hablando con mi mánager y con el equipo y hablábamos de que la próxima vez necesitamos un tour de banda completa, porque ya sabes la banda te da una ‘vibe’ diferente. Cuando tienes un DJ pinchando los riddims, depende de cómo el DJ hace sonar los riddims si pincha bien, sabe construir las vibes, puede estar bien también, pero con la banda es más diferente. La mayoría de festivales son con Band Shows, así que como he dicho la próxima vez que venga a Europa la traeré, esta vez es solo para hacer saber a los fans que estoy en Europa y que puedo empezar a girar de nuevo, porque no he estado aquí durante unos años”
Hacer una entrevista con un montón de tipos tirando fotos sin parar, puede llegar a ser irritante. Desde luego no es lo más apropiado para generar un mínimo de confianza. Tampoco la esperaba. Pero me doy cuenta que en realidad estoy haciendo de tapón a lo que todos allí quieren de verdad. Que llegue su momento de conseguir ese tan deseado selfie con el icono. Así que decido acabar sin preguntarle por un solo diss. Otra vez, será. Así que le hago la pregunta tópica sobre que pueden esperar los fans esta noche en un formato de club-show, aquí donde no hay “go-go” clubs.
“La última vez que estuve aquí en Europa hicimos algunos shows, creo que como 12 o 13, y todos los shows estaban llenos, y los fans me han seguido preguntando por mi vuelta, pero por una situación especial me ha costado unos cuantos años más poder volver. Así que los fans saben desde el primer día que Mavado tiene más de 10, 11 años de hits para cantar, ¿sabes? ¡Así que puedes imaginar cómo será el show!”. Está tan ufano, que no me puedo contener.
“Pero, te he visto este año con banda en el festival de Oracabessa, y me pareció muy punky, incluso echándole la bronca a los músicos en pleno directo. No creo que tu showcase para clubs vaya por ahí, ¿o sí?”.
“Así que sabes que se supone que tiene que ser más viby y especial (sonríe). Está bien, todo bien”, termina condescendiente. Y una avalancha de africanos locales y algún jamaicano del séquito incluso, se abalanzan en busca de su codiciada foto.
Han pasado unas horas y estoy en el parking del UltraClub haciendo botellón con los muchachos, alucinando con las escalinatas de esa lujosa construcción a imitación de Las Vegas en medio del bosque, mientras autobuses atestados con mayoría de africanos no paran de llegar. Todo me parece surrealista, pero a falta de mi Appleton Special, bueno es el Hennessy con Red Bull que me ofrecen desinteresadamente. Está bien buena la mezcla, hay que reconocerlo. Pega también con la yerba como el Tía María. Mientras, el ritual de la entrada continúa. Los blancos con los blancos en su botellón, y los negros con las negras más atentos a pasear su estilismo para la ocasión y sus 5 horas de preparación que seguro las chicas han consumido para estar arrebatadoras, que a otra cosa. Hay contactos y gente que se mezcla por ambos lados, pero comprendo que las escenas aún no se comunican, y es una lástima. Pero tiempo al tiempo.
Para seguir el ritual, los tiempos no se cumplen. A ver si nos entendemos. Se vende como un concierto, por rutina, pero esto no es un concierto. Es una sesión de discoteca, de baile, que incluye distintos shows y entre ellos el live-show de la estrella. Así que, aunque Mavado está programado para las 3, hacemos una porra sobre la hora a la que verdaderamente saldrá. Lo clavo. Hora y media de retraso, y mis Attitude Dancehall haciendo su coreo homenaje a Muhammad Alí para el warm-up, y el Star Bwoy por fin aparece en el escenario marciano de la pista principal. ¿Es a lo que hemos venido de tan lejos, no?.
“Jamás he visto tantas cámaras disparando al mismo tiempo”. Es el comentario generalizado ante la avalancha que se genera para tocar al Gully God en las primeras filas, cuando sale arrasando con “Real McKoy” y continúa metiendo presión con sus temas más hardcore, casi todos antiguos. “Action Pack”, “True” y por supuesto “Badman Anytime” y “Whe dem a Do” hasta llegar a “Settle Down” desfilan por el set, pero Mavado está sonriendo y alternando fraseos con choques de manos, carreras por el escenario e intercambio de micro con el público arrebatado. Se trata de eso, de la comunión con los fans, del feedback con su público, de mantenerles en un permanente estado de excitación a través de forwards. Y no es fácil, pero a “Gangster for Life” se le ve tan feliz con tanto africano entregado en las primeras filas… ¿Quién diría que está en Europa, y menos aún en España?
Pero de pronto llega el flop en la forma más inesperada. Suelta de una tacada dos de los mayores pastelazos de su carrera. “One by One” y “Delilah”. Yo supongo que la gente se volverá loca a la hora de corear “One by One”. Error. La gente parece preferir la dureza de lo oscuro, que los pastelitos comerciales y cuando llega el momento de corear se hace un casi silencio revelador.
Desde entonces, el show va a la deriva. Es difícil mantener la tensión con el público durante tanto tiempo. Depende de los cambios continuos para recuperar la atención, que se dispersa en peleas estúpidas entre tanta testosterona. Por supuesto casi todos sus hits pasan por la trituradora, las 2 Ligas, “So Special”, “Peppa”, “Boy Like Me”, “High Life” y “Starbwoy”, pero también duras como “Badman Place”, “Up Like 7” y “Last Night” o clásicas como “All dem a Talk”, “Luv me Girl” o “At the Top”. Pero no hay tiempo de engancharse a ninguna, casi ni de reconocerlas, ya no digo de bailarlas. Noto que algo no va bien, cuando conforme avanza el show los ánimos festivos del personal se van difuminando. De hecho, cada vez hay menos gente entregada al show. Cuando el personal baila más con los sounds del warm-up que con el artista estrella, es que el formato no está logrado. Pero el dancehall en directo es lo que es. El baile es lo de menos. Por eso los showcases son tan cortos. Salen de nuevo las Attitude al son de “Come in to my room”, pero no lo enderezan. De hecho, su performance, muy corta, queda muy por debajo de la anterior.
Para colmo, el par de coristas masculinos que lleva, más de pegote que otra cosa, lo han abandonado a su suerte hace tiempo y no lo arropan. Pese a que Mavado lo da todo, el show termina tan repentinamente como empezó, casi como un alivio. Ha estado menos de una hora en escena, y no puedes sacarte las melodías de la cabeza, pero tengo un regusto agridulce en la boca. Muchos ni han esperado, será la hora, y ya están en coches y autobuses esperando para marcharse. Vinimos, nos hicimos con un pedazo de Jamaica para subir a Instagram, y ya está. Mañana seguiremos poniendo “Give it all to me” en la disco y en el coche.
“Ayo Mavado/ tell em lick a shot; hollow/ Tell ‘em seh wi straight; arrow/ Tell ‘em di flow tight; narrow/ Everyting mi did ah start, dem borrow.”
©CARLOS MONTY – JULY 2014
+info: carlosmonty2014.wordpress.com
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